Ya sabes mi nombre.
Soy hija de José Antonio Peña Domínguez y Carime Matos Espinosa. Dos profesionales trabajadores que lograron progresar haciendo lo que les gusta a cada uno, un hombre apasionado y una mujer resiliente.
Tengo hermanos y hermanas mayores y menores.
Me crié en un barrio de Santo Domingo Oeste, Los olivos, en la Rufino de la Cruz no.9, ahí todavía está mi casa, la casa en la que aprendí sobre ser familia, sobre la revolución y la trova cubana, sobre el servicio social, sobre echar pa` lante, sobre ciclones e inundaciones, sobre amores adolescentes, sobre sapos en la ventana. Cuando tenía 16 años nos mudamos a un sector de clase media, algunas cosas cambiaron y siguen cambiando.
Estudié educación inicial, me gradué con 22 años, un año después de haberme mudado de casa de mis padres para vivir de forma independiente. Rechacé 2 becas para irme a hacer maestría a España, así como si nada.
He trabajado en muchísimas cosas (exagerada), como representante de ventas, encargada de tienda, cajera en una libraría, asistente administrativa en un gimnasio para niños, vendedora de accesorios y productos cosméticos, tutora educativa, maestra, coordinadora educativa, coordinadora de talleres, asesora familiar en educación, facilitadora de programas de desarrollo de habilidades de vida. Dejé muchos trabajos. Me he divertido mucho. Llegué a tener hasta 3 trabajos a la vez.
También tuve muchos novios :D, todos muy buenos (menos 1), pero esas relaciones fueron mi forma de expresar mi desconexión, mi deseo de reconocimiento de lo masculino, mis reclamos inconscientes a mi padre. Literalmente no guardaba luto, salía de una relación y en 2 meses ya estaba en otra, era una locura, porque no eran relaciones informales, ya mi familia no sabia que esperar, a quién es que va a traer ahora. De nada me arrepiento, a todos les agradezco y los recuerdo con amor. De todos me quedaron canciones.
Entre mis 21 y 27 años, viví en 9 casas diferentes. Hasta hace poco pude ver porque no me sentía parte de ningún lado, porque tanto movimiento, porque tanta inconstancia en los trabajos, en las relaciones.
Literalmente, cuando me encontré pude comprometerme con algo y con alguien, conmigo , con mis auténticos sueños. No tengo apegos, pero ya no actúo indiferente ante mis propias emociones.
He sido valiente, atrevida, he caminado con seguridad mis miedos. He confundido apego con amor, he creído que era una mierda, he pensado que mi vida no hacía ninguna diferencia, he estado mediocre, egoísta, resentida, he mentido, he servido con pasión, he amado con verdadero amor, he sanado la mayoría de mis heridas, me he perdonado, he confiado, he agradecido, he resplandecido.
En 2015 viví mi noche oscura del alma. Ahí empezó mi proceso de sanación consciente, tomé terapia, voy a terapia por lo menos 2 veces en el año desde 2016. Empecé a estudiar temas relacionados con el despertar interior, a aplicar, a hacer. En 5 años he estado frente a más 3500 personas como facilitadora, entrenadora, coach o conferencista.
En el 2016 me embaracé, sin planearlo (había dicho que seria la tía soltera y sin hijos que anda viajando el mundo) . Conocí a Diosco a finales del 2015, no éramos muy amigos, pero nos hicimos socios para un proyecto, y de ahí surgió la amistad. Luego estábamos enredados en un si pero no, si pero no queremos perder la amistad, si pero no queremos relación, si pero no estamos listos, en ese relajo el juego se fue a más, y en 2 meses estábamos embarazados. Zaid nació en enero del 2017, su presencia en mi vida marcó un hito, me comprometí con ser la mejor Nadia que pudiera, con vivir mis sueños, con vivir plenamente, porque sabía que esa era la mejor madre que podía ser para él, una que es feliz, que sabe amar sin necesitar.
En 2017 Diosco y yo creamos Maitri, una empresa que vamos nutriendo y viendo crecer con alegría, sin presión. Hemos creado experiencias que nos sacan lagrimas de gratitud. Acompañar personas en su despertar es un gran honor.
En diciembre de 2018 nos casamos. Creamos nuestra propia ceremonia. 2 meses después vivimos nuestra primera crisis como pareja, ahí empezamos un trabajo terapéutico juntos. Lo que más valoro de nuestra relación es la libertad, nuestro amor no es para toda la vida, es para hoy, para cada día, y el único compromiso es que estar juntos sea bueno para los dos.
En mis roles actuales soy despertadora, hija de mis padres, hermana de mis hermanos, esposa de Dioscoride, madre de Zaid, socia fundadora de Maitri y Hit and Run, soy amiga (aunque no soy la mejor amiga de nadie).
Amo la vida en sí misma, su magia, su perpetuidad, su inteligencia, su grandeza, su belleza inesperada, su presencia en los cuerpos humanos.
Cierro los ojos con un buen chocolate y los abro viva de risa cuando bailo. Me encanta la lluvia, la grama, la carretera, el pan fresco con mantequilla y los abrazos. Me embeleso frente a un artista en expresión. Me deleito frente a una persona que se ha dado cuenta.
Mi única verdad absoluta es que no hay verdades absolutas.
Soy una embajadora de la LIBERTICIDAD, creo que todos somos libres, auténticos y creativos.
Mi mayor temor es que me salte un sapo.
Escribir es mi ejercicio terapéutico favorito, luego bailar.
No practico ninguna religión, estoy recordando como amar con AMOR.
Disfruto estar sola, y no me gustan las visitas sorpresa.
Estoy despierta para mi propia vida, sirvo consciente de que me sirvo a través del otro, por eso agradezco a quien me permite servirle.
Me veo al final de este recorrido como una viejita feliz, descalza, bailando, agradecida, celebrando.
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